Una especie de silbido llamó mi atención, mientras poco a poco iba abriendo los párpados y las pupilas se mostraron dilatas a causa de la oscuridad, el extraño silbido que me había despertado fue el cantar de las ramas de un árbol joven. Después de comprobar que no había nada en la habitación, cerré de nuevo los ojos, y me dormí con facilidad.
Un par de gorriones canturreaban entre ellos mientras daba paso a la mañana, me desperté sin ganas y cogí la camiseta morada que estaba en la silla de estudio, me dirigí al cajón y me puse unos pantalones pitillos grises.
Hice la misma rutina de todos los días, y me puse a leer un libro, se titulaba “Mientras dure”. El sigilo del golden retriever color canela que asomaba su cabeza por la puerta me hizo poner toda mi atención sobre él, mientras se acercaba jadeante, yo hundí mis dedos en su pelo suave y mojado.
El perro se apartó un poco, y sacudió todo su cuerpo salpicándome.
Salí al jardín, me senté en aquella hamaca horrorosa y encendí la radio de enfrente situada a un extremo de mí en una pequeña mesita de madera.
- Buenos días, les habla el presentador Sergio Gutiérrez, ¿qué os presenta hoy el tiempo?
El sonido de la radio empezó a fallar y le dí un pequeño golpecito que le hizo volver a ponerse en marcha.
- ¡Vaya!, parece que vamos a tener un pequeño terremoto, que sólo hará pequeños destrozos leves, así que ya saben, cuidado por estos días, este terremoto durará en torno a tres días, gracias por escuchar cadena 10.
Apagué la radio y traté de explicarme este suceso, tan raro en un pueblo en que nunca pasa nada.
El golden retriever y un pastor alemán, ambas hembras se me acercaron con cara de pánico y entonces los animales empezaron a ladrar y llorar, intenté calmarlos acariciándoles la cabeza, ya que eso se suponía que les calmaba.
Dejé de acariciarles y en un susto se pusieron alerta, con las orejas erguidas, y empezaron a correr.
Me extrañé, pero claro al fin comprendí de que ellos tienen un sexto sentido, podían captar el terremoto llegar, cierto, los perros huían presas del pánico, para poder escapar del peligro.
Me puse tensa, en aquellos momentos no sabía que hacer y me llevé las manos a la cabeza, pensando en algo, lo primero mirar si el peligro era mayor, aunque según la radio era tan sólo un pequeño terremoto, encendí la televisión del salón, puse volumen, y concentré mi atención a las noticias.
Me pareció sentir un temblor en mis manos, pensé que sería mi imaginación, pero no estaba segura, apagué la televisión, sin ninguna información en mi mano.
Salí a la plaza y todo estaba como siempre todo normal, sin ningún cambio que resaltara. El agua de la fuente temblaba, pero nada más, la gente paseaba tranquila por los alrededores, al fin y al cabo era sólo un pequeño terremoto, pero todavía no me explicaba la reacción de los perros. Se han equivocado, pensé.
Un par de gorriones canturreaban entre ellos mientras daba paso a la mañana, me desperté sin ganas y cogí la camiseta morada que estaba en la silla de estudio, me dirigí al cajón y me puse unos pantalones pitillos grises.
Hice la misma rutina de todos los días, y me puse a leer un libro, se titulaba “Mientras dure”. El sigilo del golden retriever color canela que asomaba su cabeza por la puerta me hizo poner toda mi atención sobre él, mientras se acercaba jadeante, yo hundí mis dedos en su pelo suave y mojado.
El perro se apartó un poco, y sacudió todo su cuerpo salpicándome.
Salí al jardín, me senté en aquella hamaca horrorosa y encendí la radio de enfrente situada a un extremo de mí en una pequeña mesita de madera.
- Buenos días, les habla el presentador Sergio Gutiérrez, ¿qué os presenta hoy el tiempo?
El sonido de la radio empezó a fallar y le dí un pequeño golpecito que le hizo volver a ponerse en marcha.
- ¡Vaya!, parece que vamos a tener un pequeño terremoto, que sólo hará pequeños destrozos leves, así que ya saben, cuidado por estos días, este terremoto durará en torno a tres días, gracias por escuchar cadena 10.
Apagué la radio y traté de explicarme este suceso, tan raro en un pueblo en que nunca pasa nada.
El golden retriever y un pastor alemán, ambas hembras se me acercaron con cara de pánico y entonces los animales empezaron a ladrar y llorar, intenté calmarlos acariciándoles la cabeza, ya que eso se suponía que les calmaba.
Dejé de acariciarles y en un susto se pusieron alerta, con las orejas erguidas, y empezaron a correr.
Me extrañé, pero claro al fin comprendí de que ellos tienen un sexto sentido, podían captar el terremoto llegar, cierto, los perros huían presas del pánico, para poder escapar del peligro.
Me puse tensa, en aquellos momentos no sabía que hacer y me llevé las manos a la cabeza, pensando en algo, lo primero mirar si el peligro era mayor, aunque según la radio era tan sólo un pequeño terremoto, encendí la televisión del salón, puse volumen, y concentré mi atención a las noticias.
Me pareció sentir un temblor en mis manos, pensé que sería mi imaginación, pero no estaba segura, apagué la televisión, sin ninguna información en mi mano.
Salí a la plaza y todo estaba como siempre todo normal, sin ningún cambio que resaltara. El agua de la fuente temblaba, pero nada más, la gente paseaba tranquila por los alrededores, al fin y al cabo era sólo un pequeño terremoto, pero todavía no me explicaba la reacción de los perros. Se han equivocado, pensé.