17 abril, 2012

Más fuerte.

Ya sabes, la cama se siente más caliente cuando duermo aquí sola. Sabes que yo sueño en colores y en hacer las cosas que quiero. ¿Crees que tienes lo mejor de mí? ¿Crees que te reíste el último? Apuesto que piensas que todo lo bueno se fue. ¿Crees que me dejaste destrozada? Crees que volvere corriendo de nuevo, entonces cariño tú no me conoces, porque no solo tú eres el diablo. 
Lo que no mata te hace más fuerte, de pie afrontándolo. Eso no quiere decir que me siento sola cuando estoy sola. Ya que, lo que no te mata te hace un luchador. Pone lo que te hace poderoso. Eso no significa que estoy acabada porque te has ido. Lo que no mata te hace más fuerte, más fuerte. Sólo yo, yo y yo. Lo que no mata te hace más fuerte, de pie afrontándolo. 
Has oído que yo estaba empezando de nuevo con otra persona, y te había dicho que avanzaría más sin ti.
Creías que yo iba a volver que regresaría arrastrándome y tú intentas lastimarme.

Gracias a ti tengo un nuevo comienzo. Gracias a ti ya no tengo el corazón roto. Gracias a ti por fin estoy empezando. Sabes que al final del día cuando te fuiste, fue sólo mi comienzo. En el final.

-What doesn't kill you (Stronger) - Kelly Clarkson.


Eras, eres y serás tú.


No quieras comprenderlo, 
No quieras romper ese amor, 
El aire que pierdes,
Ella te lo devuelve.

Quieres ser ese amor, 
Que siempre la cuide, 
Que siempre te necesite.

Adoras el olor que desprende,
Adoras la forma en que sonríe,
La amas, la extrañas y deseas.

Quieres ser ese amor,
Que siempre la cuide, 
Que siempre te necesite.

Caminar juntos, es tu deseo.
Besarla, es tu adicción.
Mirarla, es tu afición.
Y amarla es tu perdición.


Eres la esencia de mi existencia.
Eres la cura a mi enfermedad.
Eres una dura sentencia.
Eres a la que ama sin ninguna piedad.

Eres el aire de mi vida.
Eres el vuelo que retomo.
Eres la llave para abrirla.
Eres cada latido, cada suspiro.

Por ti, por mí, por los dos.

-¿Cuántos días han sido? Sé que han sido pocos desde que te conocí. Pero simplemente el echo de que hayas cambiado mi vida. De pasar a estar completamente hundida, a que me saques cada día una sonrisa. Esa que me estimula a poder seguir y sonreír como si nada pasase. He conocido a muchas personas, que han dicho ser mis amigas, pero falsos hay muchos. Aunque sé que tú nunca me fallarás. Muchos me dirán que estoy loca, teniendo tanta confianza en alguien que acabo de conocer. Pero, no puedo remediar el que me ayudes y me hagas feliz, que escuches mis penas, mis alegrías y mis confusiones. Que me escuches atentamente, como si te fuera la vida en ello. Me siento tan comprendida y tan cómoda a tu lado. Como si fueses mi otra mitad. En todo momento, me alegro y doy gracias de tener a un amigo como tú en mi vida.  Y sin nada que decir, con una simple mirada de compasión, me haces sentirme especial. Y a veces pienso, que no soy lo suficiente para ti, que quizás no pueda hacer lo mismo por ti. Y tú. Sin pedir nada a cambio haces feliz a una persona, con muy poco, que en realidad es demasiado. Pero te prometo, que nunca te dejaré, que siempre estaré ahí para cuando tú caigas, recogeré los pedazos para unirlos, incluso mejor de lo que estaban. Porque sé, que cuando todos se hayan ido, tú permanecerás a mi lado, apoyándome en todo momento. Y diciéndome en susurros: 'Todo irá bien, estoy aquí contigo, a tu lado. ' Y como siempre, te dedicaré una de mis mejores sonrisas, para ti. Porque te lo mereces. Por ser quien eres, por estar aquí a mi lado. Haciendo que el mundo sea un poco más auténtico. Y por eso y por mucho más gracias.

16 abril, 2012

Tal vez no esté hecha para ello.

Querido diario:


No pretendo arruinarte con mis dilemas del día a día o con cualquier cosa que me pase y tenga qué saciarlo escribiéndote. Solo quiero aportarte un ratito de mi vida. Nunca se me ha dado bien hacer, ni seguir un diario. Pero, supongo que algún día tendría que empezar. Empecemos por el principio, o avancemos hasta el día a día nos llevará menos tiempo.

Querido diario, hoy le he vuelto a ver. O mejor dicho, he intentado por todos los medios volver a verle. Es innecesario estas vergonzosas escenas, pero era esa sensación que me produce su sonrisa, me era necesaria en el instante. Sé que por todos los motivos que pueda tener, va a seguir sin querer hablarme. Y lo entiendo, ¿está enfadado conmigo? Es compresible, le debo ese derecho. Creo que ese verano ha pasado tan deprisa, o quizás solo para mí, en cierto sentido. Sé que está enfadado, noto que me ignora. Desde aquel día, desde aquella noche. Supe en el instante que no debí hacer tal cosa. Pero supongo que es lo que hace el rencor, y sobretodo cuando a diez minutos antes te había dicho el chico del que estabas enamorada, aquellas palabras, aquellas, las cuales desgarraron cada una de las lágrimas que solté y apareció él. Tenía su apoyo, su camiseta estaría mojada en mis lágrimas, me consolaba y en ese momento era lo único que me importaba.

Ojalá todo cambie a partir de mañana.
Atte: ♡ Dreamer ♡
***

Nota: El contenido de este diario no debe de ser del todo realista, ya que en su mayoría es ficticio. Está creado único y exclusivamente por entretenimiento. Aunque no desecho la posibilidad de poder inspirarme con pasadas experiencias. 

Capítulo 2.



¿Sabéis esa sensación que entra al conocer a alguien del que presientes que estará en tu memoria un largo tiempo? Y eso pensé cuando le vi.

Salimos al fin del Instituto y nos paramos justo enfrente del tal Ezekiel. Habla con sus amigos y Cloe no se corta nada y le sigue con la mirada. Le doy un pequeño codazo para que se comporte y me sonríe, pero una sonrisa picarona, una de esas que me preocupan.
Se acerca de mi oído y me quita el mechón de pelo rubio que lo entorpece.
- El de la camisa a cuadros.
Sin quererlo mis ojos se fijan ahora en el chico que me ha indicado justamente con esa camisa, es moreno y también tiene el mismo peinado que Ezekiel. Pero éste tiene los ojos verdes, aunque no puedo diferenciarlos, lo que sí, puedo ver es ese piercing en el labio de aro que a veces juega con él.
-¿Qué te parece?
La miro y le hago un “Ok” con la mano.
Se ríe por lo bajo y pasamos por delante de ellos. Aunque yo no quiera captar su atención lo hacen, pero a Cloe no le importa, incluso les despide con la mano. Yo sonrío a Ezequiel al igual que él me despide con una sonrisa. ¡Pero que mono es!

Llego a casa luego de despedirme de la pesada de Cloe, me ha dicho que ha sentido un flechazo con ese tipo. Me río para mis adentros, en realidad la quiero muchísimo. La conocí en primero de la ESO, y hasta ahora que estamos las dos en cuarto. Cuatro años aguantándola. Dejo las llaves en el bol de cristal de la entrada y la chaqueta la cuelgo en el perchero. Camino hacia mi habitación sin saludar ni nada, cierro y enciendo el radiocasete.
Al poco empieza a sonar Simple Plan. “Astronaunt”. Dejo la bandolera en el suelo y me echo en la cama. Cierro los ojos escuchando cada letra de la canción y al poco me duermo.

Me río y lo miro feliz, es muy agradable estar con él. Repetidas veces dice mi nombre, aunque ahora Ezekiel grita mi nombre. Me zarandea.

Abro los ojos, y me siguen zarandeando.

Me encuentro con los ojos de mi madre. Me llevo una mano a la boca para ocultar mi bostezo.
- Menuda siesta que te has pegado.
Hago unos ruidos extraños.
- ¿Qué hora es? -consigo pronunciar-.
- Las ocho y diez de la tarde.
- Pues sí que he dormido. -Siento el crujido de mi estómago-.
Mi madre me mira dulcemente como suele hacer, con su hermosa sonrisa que me tranquiliza.
- ¿Quieres que te prepare algo, cariño?
- Está bien.
Le sonrío y antes de que salga de la habitación hace lo mismo.

Me levanto aún bostezando. Mi madre Yolanda siempre ha sido una mujer muy dinámica, hace duras horas trabajando para una compañía de moda. Es una buena diseñadora, aunque no sea reconocida. Me encanta la manera en la que dobla mi ropa, y la manera en que me sonríe para poder consolarme. Es como si fuera mi medicina para muchos de mis problemas.
Ella siempre intenta hacernos feliz con cualquier cosa.

Abro mi armario y encuentro unos shorts deportivos negros para ponerme. Me quito los pantalones vaqueros y los cambio por los shorts. Me dejo puesta la misma camiseta de tirantes azul y salgo de mi cuarto, sin ponerme las zapatillas. Descalza, como no. Sentir ese fresquito del parquet.

Respiro el ambiente, croquetas de jamón caseras. ¡Como adoro a mi madre! Entro en la cocina y la abrazo por detrás. Ella me sonríe y me da el plato con las croquetas. Empiezo a coger una.
- Cuidado que queman.
Me quemo el dedo y sonrío tontamente.
- Gracias Mamá.
Y salgo de la cocina hacia el salón.
Poso el plato con las croquetas en la mesa de comedor y cojo dos. Busco el mando de la televisión, no está. Miro entre los cojines, lo encuentro. Hago zapping y me acomodo en el sofá. Oigo unos pasos, es mi perro. Le acaricio el bello pelaje de un Golden Retriever blanco.
Olisquea mi otra croqueta, y al final se la doy. Me levanto y cojo más croquetas, y claro otra para Shion. Se la acaba de un bocado y luego se relame. Extasiado se va del salón hacia el jardín. Sonrío mirándole pasear por la casa, con esa manera, tan poco despreocupada y torpe.

Llevo el plato vacío a la cocina y subo a mi habitación.
Al cerrar la puerta un toc-toc, resuena en mi habitación, la abro sin haber dejado aún de coger el manillar. Mi padre.
- Hola, cielo.
- Hola papá.
Y sin que me dé tiempo a decir nada más me da un fuerte abrazo, uno de esos que se necesitan todo el tiempo. Sonrío y le envuelvo en mis brazos dejando caer mi cabeza en su hombro.
- ¿Me echaste de menos?
- ¿Qué pregunta es esa? Pues claro que sí.
Esta vez se ríe de felicidad y me mira a los ojos.
- Esta vez, me iré dentro de dos semanas.
- ¿Dos semanas?
- Sí cariño…
- ¿Y volverás…?
- Llegaré a tiempo para tu cumpleaños cielo, no te preocupes.
- Está bien.
Y con otro fuerte abrazo, en miradas y sonrisas terminó la conversación y al final me dejó sola en la habitación.

Ahora pienso en cuando le dieron ese maldito trabajo, siempre viajando, aunque fueran en ciudades cerca de la que estamos. Pero aun así, se le echaba en falta en casa. Y esta vez, calculemos … Si se va dentro de dos semanas, y para mi cumpleaños falta un mes. Estará casi tres semanas fuera. Creo que se ha superado.
Dejo de pensar en ello, miro la hora, las nueve y cuarto. Me pongo a hacer los dos ejercicios que me han mandado de Verano, da igual, luego no me acordaré de hacerlos.
Termino algo cansada, miro de nuevo el reloj de mi mesilla de noche, las diez menos cuarto.

En realidad aún no quiero acostarme, así que enciendo el ordenador. Tarda un par de minutos en encenderse, y pienso donde conectarme. Me conecto.
Conectando … 30%, 60%, 70%, 99% …
Conectada.

Nada fuera de lo normal, dos invitaciones a eventos. Una foto con comentarios, recuerdo cual es. Espera. Una petición de amistad. Me emociono, pero como siempre hago lo dejo para el final, claro, lo mejor. A uno de los eventos digo que no, y al otro quizás. No quiero arriesgarme. Miro la foto y me río. Ana y yo con dos caras muy extrañas y los dedos de Cloe con el símbolo de la victoria. Estropeando toda la foto. Respondo al comentario de Ana y vuelvo a inicio. Miro por un momento, esas letras en verde resaltando en el azul y en el blanco.

Seguramente sea un estúpido. O no sé.
Al final, me dejo de rodeos y cliko.


Ezekiel Santos.

“ Hola, ¿te acuerdas de mí? Jaja, espero que sí.
Te dije que ya nos veríamos ¿no? Aquí me tienes, preciosa.”

Me quedo en blanco y vuelvo a inicio, repitiendo la misma operación. Sí, era él.
Buff, está muy guapo en la foto de principal. Le doy a “Aceptar”.

Y esa noche me divierto viendo sus fotos, y soltando alguna que otra sonrisa, y risilla también. Veo una foto que me desconcierta. Él agarrado con dos chicas. Una morena y la otra castaña. Y en ese momento me siento celosa, o quizás por no estar en el lugar de aquellas chicas.

Capítulo 1.



Verano, esa estación que encanta a todo el mundo. Los árboles incluso están más hermosos que de costumbre, el sol que te da en la cara y a veces esa brisa que te relaja y te lleva a un lugar mágico. En el Verano aparte de ser la estación más bonita, están las vacaciones, las vacaciones de verano. ¡Pues claro! El fin de las clases, y tres largos aparentemente meses que luego se te hacen demasiado cortos para tu gusto.
Miro las manecillas del reloj que adorna la clase y de vez en cuando escucho a la profesora dar el sermón de todos los años. ¡Qué eternos se me están haciendo los últimos minutos! Faltan menos de cinco minutos, decido no estresarme más y sonrío a mi compañera, que además es mi mejor amiga. Ana desde atrás patea mi silla para llamar mi atención. No le hago caso. Y sigo escribiendo en mi agenda-diario, sí así la llamo, porque además de todas las tareas que debo hacer, se encuentran secretos, amores, amistades, discusiones, soluciones y un montón de frases célebres que me ayudan a tomar muchas de las decisiones que me hace la vida. O al menos de momento.

El momento esperado, cuando justamente mi reloj está programado para que suene a esa misma hora, el sonido del piii, llega a mis oídos. A continuación otro piii, más grave y más sonoro. Ya que este es el más importante, porque hace reaccionar a la clase. Todos los asientos se vacían en cuestión de segundos, y en a penas dos minutos en la clase no hay ni un alma. Bueno sí, la mía. Intento recoger todos los libros, a saber que pasaría si dejo uno allí. Ah sí, ya me acuerdo, un libro destrozado por la mitad, pintado con rotuladores de infinidad de colores, es decir, una porquería que ya se puede ir a la basura. Termino con mis cosas y camino hacia el pasillo, la bandolera negra pesa bastante, tanto que se me cae al suelo, y además aun estaba abierta, ya que algunos libros caen en el suelo. Suspiro y me agacho lentamente a recogerlos.
Levanto algunos, pero a la vez otro se encamina al suelo. En el segundo intento una mano para la caída de mi libro de lectura. Me mira a los ojos e intento darle las gracias con una sonrisa, pero solo logro una mueca, más o menos agradable. Me levanto cabeceando y le doy de nuevo las gracias con un gesto con la cabeza. Esta vez le miro, y me sorprendo, me sorprendo bastante. Un chico seguramente de Bachillerato me sonríe adorable. Tiene el pelo revuelto y castaño, pero el flequillo lo lleva de punta y eso le hace tener un aire de lo más sexy diría yo. Le miro de nuevo, esta vez a los ojos, y me caigo muerta, retóricamente claro, sino vaya vergüenza. Sí, y esos ojos azules me miran, empiezo a notarme algo nerviosa.
- ¿Te encuentras bien?
Pestañeo dos veces e intento tranquilizarme.
- Sí, g-gracias por ayudarme.
Me sonríe y deja entrever una hermosa dentadura.
- De nada, soy Ezekiel.
Hasta su nombre es realmente bonito, le sonrío.
- Me encanta tu nombre -un intento de ser cordial. -Yo soy Vero, es decir, Verónica.
- Genial. -Se lanza a estamparme dos besos en ambas mejillas.
- Pues ya nos veremos Vero.
Y esto último lo dice guiñándome un ojo a la vez que me entrega los libros.
Me quedo embobada viéndole marchar, pero una voz por detrás que grita mi nombre me hace despertar de ese bonito sueño.
- ¡Vero!
Me giro y naturalmente como presenciaba es Cloe.
- Hola. -Le sonrío.
Me mira y luego mira al fondo del pasillo, y otra vez me mira.
 -¿Qué pasa?¿Qué miras?
- Te dejo a penas dos segundos sola, y ya te encuentro ligando -. Se cruza de brazos simulando que está enfadada.
- Tú estás fatal, no estaba ligando.
- Claro, que no… Encima está buenísimo. Mira otra vez al final del pasillo y baja la mirada. Vaya culo…
- ¡Cloe!
- ¿Qué quieres hija? Soy mujer, y las cosas hay que decirlas. -Se empieza a reír con esa risa tan típica que me contagia y como es de esperar me río con ella.
- Si serás tonta.
Me sonríe y camina hacia delante, esta vez me acompaña a casa.

Capítulo 4.



Una tarde de principios de Enero.

Estos vaqueros son quizás demasiado ajustados, piensa Ángela,
La chica se abrocha el botón del pantalón y se pone un bonito cinturón plateado, está perfecta aunque ella no lo crea consigue estilizar sus piernas y además lleva a juego una camisa azul a cuadros que ha conseguido anudarse.
Ahora mira su conjunto, no le queda nada mal, consigue enseñar parte del vientre, es bonito, firme y bronceado.

El timbre suena.

- Ha llegado pronto, si será -esboza una pequeña sonrisa-.

La chica se abrocha el último botón de la camisa y se dirige hacia la puerta principal, donde otra chica con facciones más morenas que la anterior espera impaciente.

Al otro lado de la puerta.

Leti no puede esperar más a que su amiga le responda, tiene tantas cosas que contarle y sobre todo una de ellas es aquel chico…

Hace media hora en un edifico a las afueras.

Fast, el chico duro e irresistible camina paso por paso, pie derecho delante, izquierdo detrás al ritmo del tiempo, del aire, de su respiración, de cada segundo de su reloj. Delante de él, ella perfecta, frágil, desdicha e irresistiblemente suya.  Es verdad una chica muy guapa, muy alegre, y muy rubia pasa por su lado, sensual y a la vez pasional.
Su dedo se desliza por sus labios, por su barbilla, por su musculado torso.
Él ahora se sienta en un suave colchón, están en su habitación, en la misma que lo hacen casi todas las noches. Ella respira, profundamente, captando cada aroma de su cuerpo perfecto. Se abalanza sobre él y repetidas veces le besa, besos cortos, calientes, perfectos. Intenta desesperadamente desabrocharle el botón del pantalón, allí detrás de unos boxers oscuros está lo que más le excita… Y mientras él le susurra al oído su nombre, Giovanna.

Capítulo 3.


La Luna aún puesta, redonda, hermosa como ella quiere, deja que los demás contemplen su belleza con esos destellos lunares, y junto a ella le acompañan algunas estrellas perdidas, que dentro de poco se esfumarán al igual que ella.
   Suena el despertador o quizás sea el teléfono móvil lo que ahora interrumpe el sueño de una guapa y joven muchacha. Aturdida consigue incorporarse y alcanzar el objeto que le ha despertado, contesta marcando la pequeña tecla verde.
Es el teléfono móvil lo que la ha despertado, está extrañada y molesta,  y se pregunta así misma en voz alta.

   - Demonios, ¿Quién llamará a estas horas?, ¡Es Sábado!
 
Una vocecita sale del altavoz del móvil.

  - Soy yo boba.
  - No conozco a ninguna yo.
  - ¿Ves como eres boba?
  - ¡Encima de despertarme me insultas!
  - Que no tonta.

  Ríe.

  - Otra vez…
  - Perdona, perdona.
  - ¿Se puede saber que hora es?
  - Tan solo las ocho y media.
  - ¡Leticia!
  - Quería preguntarte si querías salir hoy.
  - No me apetece.
  - ¿Tienes un día malo o qué?- se pregunta la amiga.
  - No, tan solo que no me gusta la idea …
  - Está bien, supongo que me encerraré en casa a oír música triste desesperadamente.- Reacciona sarcásticamente.
  - No me seas manipuladora y exagerada.
Risitas al otro lado de la línea.
- Yo no soy nada de eso, eres tú la que no quieres salir -ésta da un suave suspiro-. En todo caso ya sabemos quien es la rara de las dos.
- ¡Qué capulla!
Risas.
- Entonces, si quieres vamos al cine, han estrenado una nueva que parece ser exitosa.
- Está bien, pero cuando te vea, ¡te pegaré!
- ¡Qué miedo!- irónica.
- Estúpida.
- Yo también te quiero.
- Sí, mucho. Hasta luego capulla.
- Hasta luego bicho raro.

Cuelgan a la vez.

La llamada ha terminado.


Mientras afuera en la ciudad.

- Sara, ya he vuelto.
La voz de Fast es suave, adora a su hermana. Segundos después Sara sale de la habitación, sus shorts apretados hacen lucir unas piernas largas y bien bronceadas, al contrario de su camiseta, larga y aflojada. Tiene un estilo dulce y natural, sus ojos azules más brillantes causado por las lentillas recién puestas después de salir de la ducha, su pelo negro y mojado, hace caer las gotas sobre sus hombros y resbalan por su espalda admirando sus curvas bien trabajadas por horas extras dentro del gimnasio.
- ¿Cómo te ha ido?
Sonríe.
- Empezaré mañana.
Ríe sereno, feliz.
- ¡Eso es fantástico!
Abraza a su hermano, se siente feliz.

Capítulo 2.


El examen de Griego apunto de empezar y yo sin saberme aún el primer tema, bueno está casi terminado, bien, se acabó ahí viene el profesor, “ el chasca “ , ese mote dado por su afán de chascar los dedos, es una extraña forma de hacernos callar.
Ahora mismo no me preocupo en eso, me preocupa mi nota final. Ni siquiera hemos empezado ya el segundo trimestre y yo me preocupo de mi nota en Griego, estoy loca.
La estúpida de María no me ha querido dar las preguntas del examen ¡si será!, espero que la detenga con las manos en las chuletas y le ponga un cero como una casa, se lo merece, pues claro, mira que no darme las preguntas. Tengo otra opción, es arriesgada, tendré que pedirle ayuda a Leti, esa siempre se las sabe todas, la muy saco un ocho en el anterior examen, será suerte, seguro…
A mi lado está Darío, él se las arregla bien con su método, todo el tema en chuletas, la pena es que siempre le pille, pobre, nunca aprueba Griego, hasta un día me pidió ayuda para estudiar, creí que me necesitaba de verdad, pero veo que solo fue para satisfacer su vista, lo bueno es que se llevo más de una hostia, le quedó la marca de mi mano casi una semana, fue muy gracioso verle.

Comienza el examen.

Mientras en otra zona de la ciudad.

La moto acelera más que nunca, hace más de un derrape, pero no se para, es bueno, está seguro de que ganará, no es la primera vez para él ni tampoco es la primera vez para su amigo Rich el haber perdido hoy otra vez. La bandera se alza en el final del trayecto, una chica morena, algo destapada a pesar de hacer frío grita en honor a su ídolo, el ganador.

- Ya me duele perder, tío.

 Fast sonríe.

- Lo siento, es el destino.
- ¿Seguro que es eso?
-Claro.

El amigo se quita el casco, su pelo negro y sudoroso caen sobre su cara blanca, mostrando después sus ojos marrones.

- No es culpa mía que no sepas llevarla.

Rich sonríe, luego ríe a carcajadas, es su amigo y lo quiere.

La chica morena de antes corre hacia su ídolo y lo abraza.


- Ey Sara, ¿te alegras?
- Mucho, me alegro de que seas mi hermano.

Ríe feliz.

- ¿ Y si hubiera perdido?
- Eso es imposible.  
Rich coge una cerveza , le pasa una a Fast.

- Gracias.

Ríe irónico y bebe un trago a su cerveza, está fría y le gusta.

Mientras otra persona está nerviosa.

He acabado el examen, creo que me ha ido bien, eso espero. Ahora “ el chascas” corrige los exámenes, miro decidida su cara, esperando a que llegue al mío. Está corrigiendo el de Darío por su cara no tiene muy buena pinta, hasta pone cara de asco y ladea la cabeza de un lado a otro. Ha acabado creo que le ha puesto un tres.
Coge otro, es el mío, pero no puedo ver su cara el examen se lo tapa, mira que ponérselo delante de toda la cara.

Alguien me chista, es Mónica.

- ¿Qué tal te ha salido?

Siempre la misma pregunta, Moni es una de mis amigas, pero no la mejor, es muy lista siempre saca dieces, para mi parecer es la mejor de la clase.

- Creo que bien.

Le sonrío.

Oímos chasquidos delante de nosotras.

- Señoritas dejen sus conversaciones para el recreo, ahora iré entregando sus respectivos exámenes, quédense callados.

Empieza a repartir los exámenes diciendo el nombre y la nota en voz alta. 

- Alexia Suárez, un 5.

El alivio de Alexia hace reír a la clase.

Chasquidos.

- Andrea Fernández, un 4.
- Álvaro García, un 6.
- Carlos Montero, un 2...
- Mónica Castro, un 9, muy bien.
- Leticia Miranda, un 8, excelente.
- Darío Vallejo, un 5

Darío asombrado, no se lo puede creer levantado de la silla, mira su examen sorprendido.

- ¡Sí!

El profesor sonríe, en el fondo se alegra por él.

- María Sierra, un 4.
- ¡Imposible!
- No, lo posible es haber aprobado estudiando.

Se calla, y se sienta  desilusionada.

- Y finalmente, Ángela Blanco, un 10, enhorabuena.

- ¡No!
- ¡Sí! - sonrío felizmente al profesor quien me guiña un ojo en señal de felicitación.

Mi primer diez en Griego, creo que hoy será un día muy especial.

Capítulo 1.


En frente de la parada de autobuses se divisa el horizonte del mar. Es una playa preciosa, sus olas rompen el viento y hacen bramar a las gaviotas.
    Un humo blanco, casi gris, sale de un cigarrillo apunto de acabarse, el joven que lo fuma tiene aires de duro, aunque no lo quiera aparentar, delante de él tiene aparcada su moto, especialmente una memorable Honda de un rojo pasión, ha querido por su color que tomara el apodo de Fast, al igual que su dueño allí ha pocos metros de su vehículo mientras disfruta de la mañana.
    La música de la cafetería es lenta, una sinfonía bastante especial, “Las cuatro estaciones”. Poco después el aire ha consumido el cigarrillo, él lo tira al suelo y entra en la cafetería, no le gusta lo que escucha, piensa en cambiar de sintonía.
    Una chica llega a la parada, espera al autobús, es el primer día de instituto después de las vacaciones de invierno, ella no olvida los buenos momentos con su familia y amigos, con las personas que más quiere. Se sienta en el asiento de la parada recientemente intercambiado, menos mal, piensa ella, hacía mucho tiempo que esperaba que lo hicieran. Le gusta el paisaje, es bonito, aunque empieza a sentir frío en su parte trasera, se da cuenta de que el asiento estaba mojado, suspira, no tiene ya nada que hacer, lo único esperar a que se pueda secar.
Desesperada se pone los cascos y elige entre su repertorio del Ipod su canción favorita del momento, “Can't handle me“, un tema del DJ David Guetta.

     Fast, el joven que antes fumaba su primer cigarrillo del día, sale de la cafetería triunfante por haber podido cambiar de sintonía, allí en el establecimiento ahora se escucha casualmente la misma canción que escucha la chica que ahora él contempla, es guapa piensa, no, es muy guapa.

     Se sienta a su lado y sigue mirándola, ella no se inmuta está concentrada en su música. El pelo rubio de la chica se mece en el viento y sus ojos antes cerrados y ahora abiertos dejan resaltar un verde pasional.
     El autobús número dos llega, ella se pone de pie, es el que esperaba, hoy ha llegado pronto , piensa, o ella tarde.

     Se quita los cascos y los guarda en su mochila azul de Quiksilver, se la compró hace poco, espera poder no estropearla tanto como la anterior que le duró apenas unos meses.

      - ¡Ey!

     Fast ha decidido hablar y ahora la contempla, se ha impresionado. Ella se extraña, decide contestar, aunque no debería.

     - ¿Qué?
     - Creo que andas un poco mojada …
Se ríe, suave.
 - Imbécil.
 - Te has equivocado, me llamo Alex, Fast para los amigos o chicas guapas con el trasero mojado.
Sonríe, ella no.
  - ¿Quién te crees que eres?
  - Uno que intenta ayudarte, ¿adónde vas pequeña?
  - No te importa.
Le mira frenética, con rabia, piensa en su ahora horrible descuido.
 
    La chica rápidamente le hace un chequeo visual. Es un chico  atractivo, tiene una sonrisa preciosa, está formado, se nota que ha ido varios días al gimnasio, que digo días, meses, años, quien sabe. Tiene el pelo castaño claro, corto, pero no demasiado, sus ojos, no los puede distinguir muy bien, pero sí , son azules.

15 abril, 2012

¿Te acuerdas?

¿Recuerdas cuando eras tú mi única almohada en la que me acomodaba? De a poco empecé a sentirme incómoda cada vez que me posaba en ti. ¿Recuerdas cuando me callabas con un beso? Después de un tiempo me di cuenta, lo hacías para callarme de verdad. ¿Recuerdas cuando jugábamos a encontrarnos? Pocas fueron las veces que te encontré. ¿Recuerdas acaso que hubo un tiempo en el que me querías? No creo que recuerdes nada. Tan ilusa yo, tan ilusa mi forma de encariñarme. Es estúpido pensar que alguna vez sí que me has querido. He intentado buscar el amor en nuestros recuerdos. Los imposibles también existen. Desde que ese "Mi amor será para siempre" y ese "Nunca te voy a hacer daño" se juntaron, perdí total confianza en lo que habíamos creado. Lo siento, soy así. No creo en el amor táctico, sí ese que sueltas más palabras que en toda una enciclopedia. No me vale. Porque el amor no se dice, y tú ya sabes como se expresa el amor. El amor que en el principio me había hecho saciarme, ahora se ha vuelto falso y agobiante.

03 abril, 2012

El final surgió al borde del abismo.

¿Y qué si pensaba que mi futuro sería junto a ti? ¿Y qué si decía que pasase lo que pasase sería fuerte? Todo eso se ha envuelto en una nada, demasiado amarga a veces, y entonces recuerdo en la forma que me mirabas. Recuerdo el por qué de tus sonrisas, el por qué de la forma la cual me sonreías. Pensaba que podría ser real, real todos los sueños que cada noche imaginaba. Me hacías saber que el mundo había estado hecho para nosotros. Seríamos totalmente imperfectos, pero perfectamente juntos. Me diste señales, sonrisas, risas,
roces inesperados, me diste todo lo que necesitaba. Pero surgió que fue todo falso. Totalmente fuera de lugar. Mi corazón se desencajó de su sitio. Las pulsaciones llegaron a pararse por segundos. Mi estómago se volvió inesistente durante muchos días. Poco a poco mis manos tomaban la forma de finos palos de cualquier árbol rompible con una simple brisa. Poco a poco mis ojos se volvieron hundidos, a pesar de los inundamientos contenidos. Veo las ojeras del camino incomprensible. Cierro los ojos, aprieto mi pecho. Los vuelvo a abrir. Recuerdo los amargos momentos en los que creí volar. Ahora quiero volver a sentir esa sensación. Quiero volar de verdad. Me mantengo de pie en el borde del abismo. Creo pertenecer a este mundo. Pero, ¿y si no quiero ser parte de él? Quiero pertenecer a mis sueños, a mis pensamientos. Quiero formar mi vida, como siempre habría querido. Juego, junto las manos, me balanceo en el borde.


El tiempo se acaba, oigo los gritos de mi madre asustada. Tranquila mamá. Ahora tu mente estará limpia. No estorbaré más. Como tampoco le estorbaré a él. Cogo impulso, tomo el último aliento. Caigo, estoy volando, no me sostengo en nada. Noto la brisa, en el recorrido de cinco pisos. Es rápido. Veo el final. Cierro los ojos. Mis oídos se cierran, no oigo nada. No puedo abrir los ojos. Pero espera. Los vuelvo a abrir. Te veo a ti. Me estás sonriendo. Quieres que vaya contigo. Te hago caso, porque quiero hacerlo. Quiero estar contigo, siempre. Sé que ahora estoy donde siempre he querido pertenecer. En mis sueños, en mis pensamientos. Donde solo tú y yo estemos. Créeme estoy abordando mi destino.